No se cómo titularte.
Eres elocuente;
a la par insignificante.
Tu deambular sicariome
sorprende incandescente.
Tus caricias de tulme
reviven inocente.
Al rozar tus labios
siento desbocarse
en mímil amaneceres.
-Alto Tacón, Ian Thoreau-
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